«También les refirió Jesús una parábola sobre la necesidad de orar siempre, y no desmayar, diciendo: Había en una ciudad un juez, que ni temía a Dios, ni respetaba a hombre. Había también en aquella ciudad una viuda, la cual venía a él, diciendo: Hazme justicia de mi adversario. Y él no quiso por algún tiempo; pero después de esto dijo dentro de sí: Aunque ni temo a Dios, ni tengo respeto a hombre, sin embargo, porque esta viuda me es molesta, le haré justicia, no sea que viniendo de continuo, me agote la paciencia. Y dijo el Señor: Oíd lo que dijo el juez injusto. ¿Y acaso Dios no hará justicia a sus escogidos, que claman a él día y noche? ¿Se tardará en responderles? Os digo que pronto les hará justicia. Pero cuando venga el Hijo del Hombre, ¿hallará fe en la tierra?» Lc. 18-1-8

Necesidades

El Sr. Jesús mostró dos (2) necesidades prioritarias en la vida de todo creyente, no se trataba de bebida, comida, vestido, vivienda, transporte, trabajo, familia… ¿cuáles fueron la necesidades manifestadas por el Señor Jesús?

  1. Orar siempre.
  2. No desmayar.

Por medio de una parábola indicó que Dios hace justicia con prontitud a los hijos que claman a Él día y noche. Así como la viuda que insistentemente se presentaba delante del juez injusto, es necesario que los hijos se presenten delante del Padre.

Ahora bien, existe un gran contraste entre el juez injusto y Dios Padre, sin embargo ambos responden por un factor en común: la perseverancia en la oración.

Al estudiar acerca del tema de la oración encontramos como Jesús enseño a sus discípulos diciendo: “Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra” Mt. 6:10, dando a entender la importancia del establecimiento de la voluntad de Dios Padre.

En consecuencia, la oración es la acción de acordar con el Padre el establecimiento de su voluntad, se trata de establecer su Reino NO el reino del hombre.

Así que las necesidades de orar siempre y no desmayar alimentan nuestra FE para establecer la voluntad del Padre en la tierra.

Es importante resaltar que el Sr. Jesús en el momento en que se encontraba con mayor angustia se presentó delante del Padre y dijo: “Padre, si quieres, pasa de mí esta copa; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya” Lc. 22.42

El mismo Sr. Jesús dejo a un lado sus deseos por establecer la voluntad del Padre, dando ejemplo en todo, sigamos sus instrucciones: “Levantaos, y orad para que no entréis en tentación.”

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