La Pascua y los ciclos de productividad.Pastora Judith Bello. 03-02-2021.

Partimos de la premisa que Cristo es nuestra Pascua y Él se hizo pobre para que seamos enriquecidos en todos los aspectos, incluyendo el área económica. 

«Porque ya conocéis la gracia de nuestro Señor Jesucristo, que por amor a vosotros se hizo pobre, siendo rico, para que vosotros con su pobreza fueseis enriquecidos.» 2 Co. 8:9 

¿Cómo lograr que la economía de un hijo de Dios se alinee al diseño bíblico?

  1. Obedeciendo los principios bíblicos financieros: diezmos, ofrendas y primicias. 
  2. Alineandonos a los tiempos de Dios en sus fiestas.
  3. Confiando en Dios como padre y fuente de todo. 
  4. Aceptando la invitación a entrar en los ciclos económicos del cielo.
  5. Cambiando de pensamientos. 

La base del sistema económico del cielo es la obediencia, si Dios le pide la ofrenda, no de más ni menos. Dios es específico con las ofrendas que demandaba, por ejemplo el libro de Números 28:19-23 expresa: “dos (2) becerros, un (1) carnero, siete (7) corderos, de un año, sin defecto. Tres (3) kilos de harina, vino, etc.”

Es necesario afinar el oído espiritual y obedecer a Dios en las ofrendas que Él esté pidiendo, hágalo con la motivación correcta, NO porque observe mucha necesidad, NO porque le convencieron o por cualquier otra razón. Recuerde que Dios no necesita dinero, vacas o carneros, él solo demanda una cosa, la obediencia. 

Cada ofrenda es producto de una cosecha, pero no existirá cosecha sin antes haber una siembra. Se trata de un ciclo continuo donde Dios es el primero en intervenir. 

El apóstol Pablo lo explica en la segunda carta a los Corintios. «Pero esto digo: El que siembra escasamente, también segará escasamente; y el que siembra generosamente, generosamente también segará. Cada uno dé como propuso en su corazón: no con tristeza, ni por necesidad, porque Dios ama al dador alegre.» 2Co. 9:6-7

El ciclo inicia en Dios, quien proporciona pan y semilla. El pan es la provisión para suplir todas las necesidades y deseos; mientras que la semilla es el recurso que nos permite entrar en nuevos ciclos de productividad. 

¿Qué puede hacer con la semilla? 

  1. Comerla.
  2. Guardarla.
  3. Prestarla.  
  4. Sembrarla. 

La forma en que la semilla se multiplica es cuando se siembra, ya que manifiesta el milagro, liberando todo el potencial que se encierra en ella.

El señor Jesús fue una semilla que trajo una cosecha de vida eterna y redención, como es expresado en el evangelio de Juan. «De cierto, de cierto os digo, que si el grano de trigo no cae en la tierra y muere, queda solo; pero si muere, lleva mucho fruto.» Jn. 12:24. 

¿Cómo sucede ese ciclo de siembra y cosecha?; ¿usted sabe?; ¿Podrá explicar?; ¿cómo es que la semilla (semen) que es colocada en el ovario de la mujer, crece, se desarrolla, y nueve meses después (ciclo), abrazamos a esa cosecha hermosa? 

Jesús explica el ciclo de siembra y cosecha por medio de una parábola.

«Decía además: Así es el reino de Dios, como cuando un hombre echa semilla en la tierra; y duerme y se levanta, de noche y de día, y la semilla brota y crece sin que él sepa cómo. Porque de suyo lleva fruto la tierra, primero hierba, luego espiga, después grano lleno en la espiga; y cuando el fruto está maduro, en seguida se mete la hoz, porque la siega ha llegado.» Mr. 4:26-29.

En otras palabras:  

  1. Siembra: “Un hombre echa semilla en la tierra”
  2. Confianza y fe: “Y duerme” 
  3. Diligencia: Y se levanta. 
  4. Productividad de la tierra: La semilla brota y crece, sin que él sepa cómo.  

La semilla necesita ser sembrada en buena tierra y Dios envía su lluvia que la hace germinar como lo expresa el profeta Isaias. 

«Porque como desciende de los cielos la lluvia y la nieve, y no vuelve allá, sino que riega la tierra, y la hace germinar y producir, y da semilla al que siembra, y pan al que come, así será mi palabra que sale de mi boca; no volverá a mí vacía, sino que hará lo que yo quiero, y será prosperada en aquello para que la envié.» Is. 55:10-11

Hoy es una buena oportunidad para tomar esta palabra y pedir dirección al Espíritu Santo para que te ayude a identificar el pan y la semilla. 

Una vez que identifiques la semilla entonces, siembra en el reino de Dios, y activa las expectativa de fe en los milagros, para que recibas una gran cosecha. 

El ADN de los hijos de Dios es de multiplicación y fructificación, por tanto activa tu naturaleza de dador. «Pero esto digo: El que siembra escasamente, también segará escasamente; y el que siembra generosamente, generosamente también segará. Cada uno dé como propuso en su corazón: no con tristeza, ni por necesidad, porque Dios ama al dador alegre.» 2Co. 9:6-7

Tienes un ADN de sembrador, aceptar el diseño de hijo, renuncia a la naturaleza de mendigo y esclavo. 

Aprende a dar con la mirada puesta en Dios, en la lluvia que Él enviará para hacer germinar la tierra. Quita la mirada del hombre, organización, empresa, moneda, tecnología, capacidades o talentos. 

En este tiempo Dios está:

  1. Pidiendo cuentas de las ideas que te ha dado.
  2. Dando nuevas ideas. 
  3. Soltando semillas para los sembradores.

Si por medio de esta enseñanza te das cuenta que te has comido la semilla, es momento de arrepentirse, pedir perdón a Dios y activar nuevos ciclos de productividad sobre tu vida.

 

Resumen elaborado por el Pr. Jonathan Barreto.

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